Hoy mi profesor de teatro nos enseñó que en la vida nos la pasamos actuando. La vida es como un escenario en el que cada uno de nosotros con otras personas que entran y salen de él o con otros que abren y cierran el telón… actuamos. Siempre actuamos. Vivimos dentro de un obra, la obra que a medida que las escenas pasan se va volviendo más interesante, más aburrida, más divertida, más triste o más feliz. Y como toda obra tiene un final, toda vida también lo tiene. Nuestra vida, la tuya y la tuya también tendrá un final, feliz, triste, dramático, con problemas sin resolver, eso lo decidirá el tiempo, la situación o porque no… nosotros mismos. La vida es como la representación más larga, llena de sucesos y acontecimientos imborrables. También se puede decir que es como una novela, llena de escenas, llena de personajes, malos, buenos… de todo un poco. Hay variaciones de lugares, de tiempos, de luces, de colores. En ella existe el amor, porque no el odio, las cosas maravillosas, las cosas feas y horrorosas, los buenos días, los malos, los amigos, los enemigos, entre muchas cosas más. Todos pagamos por cosas y muchas veces recibimos recompensas, de eso se trata. En una obra, hay que meterle pila, pero siempre… hay un momento para descansar, así como en la vida ¿No?. Existen esas cosas de las que nadie se salva… de un tropezón, de una caída, de una risa, de una equivocación, de una lágrima… en las obras suele pasar, en la vida mucho más. Esto de comparar me resulta a veces un poco loco, ilógico, extraño… pero está bueno, creo que a veces facilita mucho el entendimiento de cosas que a veces… no entendemos.

