Y no puedo parar de pensarte, o de abrazarte, o de mirarte o de besarte. Y no puedo parar de amarte, o de hablarte, o de contarte, o de escucharte, o de necesitarte o de extrañarte. Y no puedo, y no puedo (...) Dentro de tu cuento de hadas o tu historia romántica... siempre va a ver un ''no puedo''. Y pienso... Ojalá, y nunca... nunca pueda parar de.